
Me senté en tu mesa
Una mesa larga y engalanada
Bebí de tu vino
Al fragor de unas copas
Dije unas cuantas verdades
Apagué mis gritos conversando con tus amigos
50 combinados me tomé
50 veces al baño fui
Te pregunté si acaso éramos amigos
Tú no respondiste
Ahogando tu llanto en un vaso de jote.
Hay cosas que no se hablan
Hay mezclas que no se hacen
Fui al baño a devolver mi alegría
Mientras el alba transformaba a esa princesa cuyo diáfano mirar desapareció con la luz.
Mi alegría se seguía yendo por el escusado
Esa alegría que sentiste por mi compañía otrora.
Para borrar mis penas me quedo con tu señora.
M. R.
1 comentario:
Secillamente hermoso.
Jaime Quezada
Publicar un comentario